Primer cuartel: ORDUÑA
Por Lorenzo Bernardo de Orduña y Barbadillo nació en Ezcaray el 26 de Agosto de 1716; emigró a las Américas, donde fue contador del Gobierno de Tarma en el Perú. A su regreso a España, casó con María Santos de Ángel y Ortiz; y se dedicó al negocio de la ganadería ovina, siendo uno de los propietarios que más cabezas de ganado tenía en Ezcaray. Murió el 7 de enero de 1783 en Ezcaray.
Segundo cuartel: ÁNGEL
Por María Santos de Ángel y Ortiz nació en Ezcaray el 1 de noviembre de 1738 viuda en primeras nupcias de Francisco Eusebio Liziniana, del que tuvo tres hijos: Agustín, Andrés y María, de este su segundo matrimonio, tuvo a Vicente y Juan. Hija de Bartolomé y Francisca, hermana de Evaristo y sobrina de Salvio quien mandó construir la Casa del Ángel. Murió el 4 de enero de 1794 en Ezcaray.
Tercer cuartel: TURZA REINOSO
Por Juan de Orduña y Turza Reinoso, padre de Lorenzo, nació en Ezcaray el 22 de noviembre de 1663; casado con teresa de Barbadillo y Barrenechea, nacida en Ezcaray el 28 de marzo de 1688. Las familias Orduña y Reinoso ya constan como mercaderes pañeros en Ezcaray, participando en 1527 en una feria en Medina del Campo. ( pág. 94 Historia Textil Riojana. Diego Ochagavia Fdez. 1957)
Cuarto cuartel: BARBADILLO
Por Gerónimo Bruno Barbadillo y Barrenechea, su tío, cuando Lorenzo constituyó su mayorazgo, tambien heredó el del hermano de su madre, que era cura beneficiario de la Iglesia de Ezcaray, según consta en el catrasto de la Ensenada de 1752 tenía 150 carneros y 30 ovejas. Aparece en un pleito de la R.A.Ch. de Valladolid de 1777-79, sobre un censo de 6.000 pesos remitido desde la Indias.
A su vuelta de las Américas, el barco en el que viajaba Lorenzo Bernardo, sufrió un naufragio, en el que a punto estuvo de morir; por este motivo donó al Santuario de Allende de Ezcaray la verja que separa el crucero de la nave, en agradecimiento a la Virgen a quien se había encomendado. (pág. 69 “Ezcaray su Historia” Fr. José García de San Lorenzo Martir 2007).
Este naufragio influyó tanto en él, que lo hizo constar en su escudo de armas, que es lo que representa el cañón roto por encima de la cabeza de un hombre angustiado.